La trabajadora social de Agadea Alzheimer y responsable del Centro de día de Santiago, Lucía Fandiño, destaca el cambio que se está produciendo en las familias gallegas en relación a la demencia. “Ya no se espera a que a que exista un deterioro cognitivo importante. Cada vez más las familias se ponen en contacto con nosotros desde que empiezan los pequeños despistes, falta de iniciativa, menor actividad...”, explica.

Destaca que es muy importante detectar una sintomatología cognitiva incipiente, ya que supone, de alguna manera, llevarle la delantera a la demencia: "Permite, por un lado, anticiparnos al proceso de evolución de la enfermedad, posibilitando una asunción y una preparación afectiva, y también buscar los recursos y herramientas adecuadas para cada fase", asegura. 

Por otro lado, una actuación rápida no va a revertir la enfermedad y hacer que desaparezca, pero sí consigue que estas personas respondan mejor a las terapias, a la estimulación cognitiva, que desarrollen métodos de compensación, y que se ralenticen las escaladas rápidas de deterioro.

La media de edad se sitúa en los 70 años, por lo que se puede considerar que la mayoría son personas aún jóvenes con una larga esperanza de vida. Para Fandiño, “es prioritario” que sepan que durante su vejez pueden tener una “muy buena calidad de vida”.

Desde el punto de vista del Trabajo Social, es evidente  que "hay una necesidad imperiosa de dotar a nuestra sociedad de recursos orientados a las personas mayores” y no solamente a personas con algún deterioro físico o cognitivo “sino también a personas mayores sanas".  

Destaca que el 100% de las plazas destinadas a los servicios de prevención y a los servicios de estimulación para personas con deterioro cognitivo leve se han ocupado durante el último trimestre del 2022. Para la entidad, esto es vital, puntualiza, ya que “en los servicios de prevención es donde se puede tener controlada a la gente que vive sola, y detectar posibles deterioros cognitivos que pueden acabar en demencia.”

Desde el punto de vista de la psicología, el aumento en la demanda de nuestros servicios para personas con deterioro cognitivo leve, es una "señal esperanzadora", asegura. Las familias están cada vez más concienciadas de la importancia de una detección y actuación precoz de la enfermedad y, sobre todo, de fomentar la prevención en las personas mayores sanas.